Algo que Decir

miércoles, diciembre 20, 2006

KOAN

Una mañana el anciano, sentado a la orilla del rio, observaba al joven luchando durante horas contra la corriente.

"Maestro, sigo nadando y sin embargo me ahogo".

El anciano le miró y le dijo:

"Sigues nadando y por eso te ahogas".